jueves, 20 de diciembre de 2007

Música clásica en Alemania

El clasicismo musical comienza aproximadamente en 1750 (muerte de J. S. Bach) y termina en 1820 aproximadamente. La música clásica propiamente dicha coincide con la época llamada clasicismo, que en otras artes se trató del redescubrimiento y copia de los clásicos del arte greco romano, que era considerado tradicional o ideal. En la música no existió un clasicismo original, ya que no había quedado escrita ninguna música de la época griega o romana. La música del clasicismo evoluciona hacia una música extremadamente equilibrada entre armonía y melodía.


Nos centraremos en dos compositores alemanes de especial importancia en este ámbito.

Carl Philipp Emanuel Bach

Nació en Weimar el 8 de marzo de 1714 y murió en Hamburgo el 14 de diciembre de 1788.


Está considerado uno de los fundadores del estilo clásico y uno de los compositores más importantes del periodo galante, aparte de ser el último gran maestro de clave hasta el siglo XX.

Obras


Las obras de Bach se encuentran con dos referencias diferentes, Wq. y H., que se refieren a dos catálogos distintos:

  • Wq. (a veces, W.) es abreviatura de Wotquenne, índice elaborado por Alfred Wotquenne. Es el catálogo más antiguo (1905).
  • H. es el catálogo realizado por E. Eugen Helm, más completo y actualizado, presentado en Thematic Catalogue of the Works of C.P.E. Bach (New Haven: Yale University Press, 1989).

Bach compuso veintidós Pasiones, dos oratorios, diecinueve sinfonías, quince conciertos, unas doscientas obras de cámara y diversas piezas para teclado, canciones e himnos. Podemos nombrar:

  • Concierto para dos clavicordios en Fa, Wq. 46 (1740). Es uno de los cincuenta y dos conciertos para teclado que compuso a lo largo de toda su vida.


  • Seis sonatas prusianas (Preussische Sonaten, 1742), dedicadas a Federico el Grande.


  • Seis sonatas Wüttenberg (Württembergische Sonaten, 1744), dedicadas al gran duque de Würtemberg.


  • Cinco Sinfonías de Berlín, H 649, 50, 53, 54 y 56. Compuestas entre 1755 y 1762, estando el autor en Potsdam.


  • Una cantata de Pascua (1756).


  • La serie Mit veränderten Reprisen (1760-1768) y für Kenner und Liebhaber. Obras de Berlín.


  • Diez sonatinas para teclado y otros instrumentos, y dos más para dos teclados. Berlín, 1762- 1764.


  • Fantasía para clavicémbalo y acompañamiento.

  • Cuarteto en la menor para flauta, viola, chelo y clave, nº 1, H 537 (Wq 93), Siciliano (1788).
Un catálogo de sus obras puede encontrarse en Dictionary of Music and Musicians (1980). Se está publicando una edición completa, titulada Carl Philipp Emanuel Bach: The Complete Works, proyecto que se prevé estará finalizado en 2014.

Legado y estilo musical

La obra de Bach se sitúa entre el barroco y el clasicismo, como principal representante del Empfindsamkeit, movimiento musical análogo al Sturm und Drang literario, que presenta los primeros elementos del Romanticismo. Destaca sobre todo por haber contribuido al desarrollo de la sonata en sentido moderno, siendo precursor en este punto de la obra de Haydn, Mozart y Beethoven.

Bach dijo que en la composición y en la interpretación pianística no he tenido nunca otro profesor que mi padre (Johann Sebastián Bach); sin duda, en el hogar paterno encontró lo que otros músicos contemporáneos tuvieron que buscar afanosamente y a costa de grandes viajes y gastos.

Su obra está llena de invención, es sincera en su pensamiento y de un feliz fraseo; no obstante, resulta un poco limitada en cuanto a su expresión emocional. Probablemente sea el primer compositor eminente que usó libremente el color armónico, valorándolo por sí mismo, desde los tiempos de Orlando di Lasso, Monteverdi, y Gesualdo. Representa un pionero de la obra de la Primera Escuela de Viena, de estilo clásico.

En la segunda mitad del siglo XVIII, Bach tuvo una gran reputación. Wolfgang Amadeus Mozart, que tuvo una estrecha relación con su hermano Johann Christian Bach, dijo de Carl Philipp: "Él es el padre, nosotros somos los niños." Estudiar su obra proporcionó la mejor parte de la formación de Haydn. Tanto Haydn como Mozart adoptaron elementos de su lenguaje en sus obras instrumentales. Beethoven expresó la más cordial admiración y respeto por su genio. Esta alta consideración se debe, sobre todo, a sus sonatas para clave, que marcaron un hito en la evolución de esta forma musical. El estilo es lúcido, su expresión delicada y tierna. Destacan por su libertad y la variedad de su diseño estructural; sus composiciones para teclado están llenas de extraños contrastes, rompiendo con el rígido esquema que habían impuesto los compositores de la escuela italiana. Con ello favoreció la llegada de los grandes maestros vieneses, que llevaron la sonata a un desarrollo casi infinito.

Su nombre cayó en cierto olvido en el siglo XIX. Robert Schumann consideró que "como músico creador quedaba muy lejos de su padre "; por el contrario, Johannes Brahms le tuvo en gran estima y editó algunas de sus obras.

Ya en el siglo XX, los estudiantes interpretan con frecuencia su Sonaten für Kenner und Liebhaber, sus oratorios Die Israeliten in der Wüste y Die Auferstehung und Himmelfahrt Jesu, así como varios conciertos para clavicordio como el Concierto en Sol mayor ( (Wq. 3) y en Re mayor (Wq. 11).

El Concierto para flauta en re menor (Wq. 22), forma parte del repertorio habitual de los flautistas de todo el mundo, sobre todo debido a su incomparable movimiento inicial. Ha sido grabado por Jean Pierre Rampal con Pierre Boulez de director de orquesta (Harmonia Mundi, HMP 390545).

Igualmente se interpreta el Cuarteto en la menor para flauta, viola, chelo y orquesta, nº 1, H. 537 (Wq. 93) o Siciliano. Ha sido grabado por Christopher Hogwood como director y al clave, para L'Oyseau Lyre.

Ludwig van Beethoven

Nació en Bonn el 16 de diciembre de 1770 y murió en Viena el 26 de marzo de 1827.

Se le considera como el principal precursor de la transición del clasicismo al romanticismo. Su producción incluye los géneros pianístico (32 sonatas), de cámara (16 cuartetos de cuerda, 7 tríos, 10 sonatas para violín y piano), vocal (lieder y una ópera: Fidelio) y orquestal (5 conciertos para piano y orquesta, uno para violín y orquesta, oberturas...) Parte única de su repertorio lo constituye el genial ciclo de las Nueve Sinfonías, entre ellas: Tercera Sinfonía, también llamada Heroica, en mi bemol mayor, Quinta Sinfonía en do menor, y la Novena Sinfonía, en re menor, cuya música del cuarto movimiento, basado en la Oda a la Alegría de Friedrich von Schiller, ha sido elegida como Himno de la Unión Europea.

Obra

En su trayectoria musical, Beethoven dejó para la posteridad un importante legado: nueve sinfonías, una ópera, dos misas, tres cantatas, treinta y dos sonatas para piano, cinco conciertos para piano, un concierto para violín, un triple concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, dieciséis cuartetos de cuerda, una gran fuga para cuarteto de cuerdas, diez sonatas para violín y piano, cinco sonatas para violonchelo y piano e innumerables oberturas, obras de cámara, series de variaciones, arreglos de canciones populares y bagatelas para piano.

Sinfonías

Beethoven proyectó siempre la composición de sinfonías en pareja.

  • Primera y Segunda sinfonías


  • Eroica (Tercera) y cuarta sinfonías


  • Séptima y Octava sinfonías


  • Novena sinfonía "Coral"

Oberturas

Las 10 oberturas de Beethoven son piezas cortas que, posteriormente, serían ampliadas y trabajadas para su incorporación en obras mayores. En el fondo es música compuesta para musicalizar ballets (Las criaturas de Prometeo) y obras de teatro: Coriolano de Shakespeare, Egmont de Goethe, etc. Se trata de composiciones cerradas y uniformes que expresan emociones e ideas llenas de heroísmo. El tema de la libertad está muy presente en este apartado de la producción del músico de Bonn. Por ejemplo, la obertura “Coriolano” (Op. 62) ilustra musicalmente el drama homónimo de Shakespeare basado en el héroe que tiene que escoger entre la libertad de conciencia y su lealtad a las leyes romanas;, “Leonora Nº 3” (Op. 72a), por su parte, es la mejor de las cuatro oberturas escritas para la ópera “Fidelio”. De idéntica valía son “Las Criaturas de Prometeo” (Op. 43) y “Egmont” (Op. 84), siendo esta última un buen ejemplo de la típica composición “beethoveniana”, que se puede definir como “música vigorosa que empieza de forma fragmentaria, cobra un componente épico a medida que avanza y finaliza en apoteosis”.

Conciertos

Cada concierto de Beethoven es distinto, y en ello radica gran parte de su encanto y atractivo para los intérpretes y público. Beethoven desarrolla una escritura pianística de gran virtuosismo. Quizá el más famoso sea el Concierto para piano no. 5 “Emperador”, de 1809, en donde el virtuosismo y el sinfonismo se combinan a la perfección. Es una composición épica que tiene un originalísimo arranque e impresionantes cadencias. El origen del sobrenombre del Concierto Nº 5 (Emperador) se debe a que durante una de sus interpretaciones más tempranas, un soldado francés que se encontraba en el público, maravillado por el virtuosismo del concierto, se habría levantado gritando "es el emperador", en alusión a Napoleón.

El Primer y Segundo Conciertos para piano destacan por su concepción alegre, mientras que el Concierto para piano Nº 3, de 1801, de tono serio, es de una amplitud y calidad incomparables. Por su parte, el Concierto para piano nº 4 , Op. 58, de 1808, apuesta por la profundidad lírica y ha sido considerado, por Emil Ludwig, como el "mejor concierto para solo instrumento jamás compuesto". En cuanto a los conciertos en los que participan más instrumentos, hay que señalar el Concierto para violín y el Triple Concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, en donde Beethoven sustituye el sinfonismo por un entretenimiento muy del gusto de la época, dado a resonancias algo exóticas: Rondó alla polacca es su rítmico tercer movimiento.

Beethoven también compuso una Fantasía para piano, orquesta y coro, Op. 80, que se trata sin duda de una de las obras más asombrosas del repertorio de la música clásica, siendo una triple fantasía: comienza el piano solo, se le une la orquesta y, cerca del final, hace su entrada el coro.

El único Concierto para violín, Op. 61 fue en su tiempo una obra controvertida que atrajo poca atención en su estreno, con el violinista Franz Clement en la parte solista. Fue solo en 1850, de la mano del violinista Joseph Joachim, amigo de Brahms, que el Concierto alcanzó notoriedad. La explicación de esta demora en imponerse es lo complejo de su interpretación, que hizo que pocos violinistas se atreviesen a tocarlo por años, argumentando que la participación del violín a la par con la orquesta les restaba protagonismo, lo que se unía a la fuerte exigencia de Beethoven. Hoy por hoy es una de las obras cumbre del repertorio violinístico, consideradas como los hitos que señalan la madurez que requiere un violinista para hacer carrera internacional. Dentro de esta categoría de obras para violín y orquesta deben incluirse además dos breves Romanzas para violín y orquesta.

Sus 32 sonatas conforman el ciclo más extenso, complejo y difícil de la historia del pianismo universal. En ellas se manifiesta la personalidad revolucionaria y de transición de Beethoven, y el compositor se sitúa como el más destacado de la forma sonata del periodo comprendido entre Clasicismo y Romanticismo. Fiel a la forma sonata, el gran maestro se permite más de una innovación: sonata de dos (Op. 111), cuatro (Op. 109) o cinco movimientos, temas con variaciones, fugas, scherzos, etc.

Estas sonatas presentan nuevas sonoridades, audaces experimentos, y queda encerrado el mundo interior del compositor y también el recién llegado lenguaje expresivo de la revolución romántica. En la temprana Patética, en la tempestuosa Appassionata, en la brusca y laberíntica Hammerklavier, en las últimas sonatas Op. 110 y 111, el compositor llega a las fronteras de la exposición pianística, que serán alcanzadas en el op.120. Beethoven fue uno de los compositores que más exigió a los constructores de piano a mejorar la sonoridad y resistencia de los pianofortes decimonónicos.

El inadecuado entrenamiento que tuvo Beethoven en sus primeros años de estudios musicales se refleja en las tres sonatas para piano escritas en 1783. El piano súbito, los repentinos arranques, las figuras de arpegios conocidas como los "cohetes de Mannheim", son características de la personalidad musical y sentimental de Beethoven. Él es el primero en usar el acorde de novena sin preparar, y que se puede observar en el primer movimiento de su sonata op. 27 N° 2 "Claro de Luna", dedicada a otro de los grandes amores de su vida, la Condesa Giulietta Guicciardi.

Las sonatas para piano de Beethoven transportaron la música a un nuevo orden. En las del op. 2, se advierte un aliento y un dominio estructural que rompían con la elegancia dieciochesca. Después de 1800, Beethoven empezó a desarrollar el género con proyecciones románticas. La Sonata op. 22, en Si bemol mayor, es la última sonata del primer período de composición, la cual Beethoven declaró como su sonata preferida. La op. 26 en La bemol, Hammerklavier se abre con un tema lento con variaciones, sigue con un scherzo temerario y vertiginoso, una marcha fúnebre "a la muerte de un héroe" y concluye en un final que es un torbellino. A ésta le siguieron las dos sonatas Quasi una fantasía op. 27 que formalmente son cualquier cosa, menos convencionales. Los siguientes hitos de su composición pianística coincidieron con la gran crisis que le produjo el agravamiento de su sordera. La brillante Waldstein y la arrolladora Appasionata fueron de concepción tan revolucionaria, que hasta el propio Beethoven se abstuvo de escribir para piano solo durante algunos años. Pero la cima de su pianismo son las cuatro últimas de las treinta y dos sonatas, desde la Op. 106, Hammerklavier , que es frecuentemente referida como "sinfónica", por sus cuatro movimientos y , hasta la op. 111 en Do menor, la tonalidad de la que se valía para su música "Sturm und Drang", como por ejemplo, su Quinta Sinfonía. Las sonatas exigían un virtuosismo pianístico sin precedentes hasta entonces y eran prácticamente intocables en la época. Liszt fue quien demostró que era "tocable".

Sonatas para piano y violín

Destacan también las diez sonatas para violín y piano, en especial la Nº 9, Kreutzer, Op. 47, conocida por las exigencias que presenta para la parte del violín. Está dedicada a Rodolphe Kreutzer, conocido violinista de la época. Así mismo, la sonata Nº 5, conocida como Frühling (Primavera) y la Nº 10 gozan de gran popularidad.

Ópera y música vocal

El genio de Beethoven se centró sobre todo en la música orquestal, compaginándola con la música de cámara y para piano. También intentó desarrollar obras vocales, aunque con suerte muy diversa. Por ejemplo, su única ópera escrita, “Fidelio”, revisada desde 1805 hasta 1814, fue un fracaso el día de su estreno. El genial músico tuvo que esperar hasta la primavera de 1814 para ser aclamado entusiásticamente por un público enfervorizado. La nueva versión representaba para el público más que la recreación de los principios del Iluminismo, como fue su primer objetivo en 1805, la celebración de las victorias sobre Napoleón y como una alegoría de la liberación de Europa.

Lo cierto es que Beethoven no mostraría particular interés en escribir óperas. Un proyecto largamente conversado con Goethe para transformar en ópera el Fausto no llegaría jamás a concretarse por razones desconocidas hasta hoy. Sin embargo, algunos autores, basados principalmente en anotaciones del propio Beethoven, han descrito algunas de sus sinfonías como "óperas encubiertas"; tal carácter ha sido asignado tanto a la "Sexta Sinfonía" como a la "Tercera Sinfonía".

La celebrada Missa solemnis, escrita en 1818, su segunda obra para la iglesia católica, es un canto de fe a Dios y a la naturaleza del hombre. Es una de sus obras más famosas, compuesta por encargo de su alumno, el archiduque Rodolfo, nombrado en esa época arzobispo de Olomouc.
La Missa solemnis provocó no pocos problemas a Beethoven. La obra fue estrenada parcialmente junto con la Novena sinfonía. La versión definitiva sólo sería conocida por completo después de su muerte.

Otras obras corales de Beethoven son la Fantasía para piano, coro y orquesta (Op. 80), la Misa en Do mayor, Latina, (Op. 86), así como numerosos lieder, arias, coros y cánones, un ciclo de melodías, una cantata y el oratorio Cristo en el monte de los Olivos, en 1803, así como el famoso Presto de la Novena sinfonía.

Cuartetos de cuerda

Hablar del ciclo de los 17 cuartetos de cuerda beethovenianos, es hablar posiblemente del ciclo camerístico más trascendente de la historia musical. Hay algunos críticos musicales que incluso opinan que este género desarrollado por Beethoven es más representativo que el de las sonatas para piano y el de las sinfonías. Ciertamente, Beethoven murió componiendo cuartetos.
En los cuartetos hallamos, una vez más, el desarrollo de Beethoven a través de sus "tres estilos": los primeros cuartetos, fieles a Haydn, el segundo período dominado por los llamados "Cuartetos Rusos", compuestos por encargo del aristócrata Razumovski; pero los más significativos son los seis finales, compuestos entre 1824 y 1827, es decir, correspondientes a la última etapa, la algunas veces llamada "esotérica". La importancia del género en Beethoven rebasa los límites del Romanticismo, al grado de que sus últimas obras son una genial anticipación estilística y técnica que habrá de influir en Dmitri Shostakovich, Bela Bartók y en la Segunda Escuela de Viena de inicios del siglo XX; los cuartetos nos muestran al Beethoven más profundo y original. Es obligado un estudio a fondo de dicho ciclo para comprender al Beethoven más revolucionario.


  • Cuartetos del primer período


  • Cuartetos del período intermedio


  • Cuartetos tardíos



http://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Philipp_Emanuel_Bach




http://es.wikipedia.org/wiki/Ludwig_van_Beethoven




http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%BAsica_cl%C3%A1sica




http://www.eclassical.com/i/pictures/Composers/Bach_Carl_Philipp_Emanuel_1.jpg

http://incentraleurope.radio.cz/pictures/osobnosti/beethoven.jpg

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